Sin duda es el más conocido y presenta al santo como un hombre de oración y de trabajo.

Durante toda su vida, Isidro tuvo un gran aprecio por los animales.

Un día Isidro dejó su borrico a la puerta de la iglesia.

Isidro, pocero de profesión, tuvo una especial y milagrosa relación con el agua.

En este milagro, aparecen Isidro y María orando junto al brocal del pozo.

Como era habitual en casa de María e Isidro, siempre había comida para los necesitados.

En cierta ocasión en que se celebraba un banquete en la cofradía.

En cierta ocasión, tras haber sido llamado Isidro después de fallecer la hija de Iván de Vargas.